En esta obra contamos dos historias que en realidad son la misma: Una es un cuento, y la otra es el por qué se cuenta el cuento. Una historia de realidad y otra de ficción.

Tomando de protagonista a un personaje de los cuentos de su infancia un dramaturgo trata de escribir una obra. Empleando la ficción espera dar respuesta a los problemas que vive tras independizarse de casa de sus padres, con quienes mantiene una relación cada vez más distante. Pero, ¿hasta qué punto una obra es ficción si cuentas toda tu realidad? Y ya no solo la tuya, sino la del elenco de tu compañía.

Por otra parte, Pulgarcito sigue con su vida más allá del cuento que conocemos. También se acaba de independizar y trata de salir adelante en un Madrid actual repleto de otros personajes de cuento. Pulgarcito espera crecer como persona y encontrar su propia valía, pero claro, ¿cómo hacerlo si toda su vida sus padres le han hecho sentir más pequeño de lo que ya es? ¿Cómo sobrevivir en una gran ciudad midiendo lo mismo que un pulgar?

Ambas historias acabarán por confluir en un juego en el que realidad y ficción se ven afectadas la una a la otra, entremezclándose hasta no poder distinguirlas.

Este cuento para jóvenes adultos experimenta con la convivencia entre diferentes lenguajes escénicos, siendo los principales la manipulación de objetos y títeres, la cámara en vivo, el lenguaje audiovisual en el medio teatral y la coreografía escénica y lo visual. En un tono de comedia satírica se profundiza en las problemáticas actuales del paso de la juventud a la vida adulta.

¿Hasta qué punto nos influyen los cuentos que nos cuentan?